En la ciudad las velas se encienden
Las horas se duermen
Se pintan las pieles
De verde y negro
El último traje desaparece
Entre olores y carcajadas
La iglesia duerme junto al café
Esta noche más de un reloj se ha apagado
Más de un mail se quito la vida
Las palomas, barren los pibes y viejos que…
Resisten en las plazas.
Todas las miradas que en su apogeo de horas antes
Señalaron y dominaron,
serán alegremente pisoteadas por el desfile de botellas
que esta por cruzar la calle.
Las hogueras, fuentes de locura y reunión,
Comienzan a estirar sus brazos,
Los malones de sonidos comienzan a regar sus dogmas por las cavernas.
Hoy las calle sin infinitas
Los altares de senos reciben sus primeras ofrendas.
La última bocanada me devora,
Me pierde en una ciudad que no es ciudad
Frena un auto disfrazado de chino negro
- ¿Qué sucede al 900?
viernes, agosto 01, 2008
Ciudad
Publicadas por Carlos a la/s 11:23 a.m.
Etiquetas: Carlos Artiles, poesia
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